domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Cuántas veces hay que hacer una obra para hacerla perfecta?


Las tres sonrisas

Por: William Ospina

... A lo mejor la obra de todo escritor también consiste en escribir muchas veces el mismo libro, bajo la ilusión de libros distintos. El hecho se justifica por una razón que he podido advertir en la escritura de mis propios libros: sólo cuando uno termina su investigación y su escritura comprende cómo habría debido empezar, pero por lo general ya no tiene la fuerza ni la paciencia para comenzar por fin a hacerlo bien. Lo dijo un finlandés: “Cuánto esfuerzo para llegar al comienzo”.
Se sabe que Hölderlin escribió tres veces su Empédocles, aunque lo que se advierte en esa progresión es más complejo: cada vez le resulta más difícil manejar el tema; cada vez resulta más poderoso lo que va surgiendo. Él mismo dijo que lo que se pierde en facilidad, en impulso, en amplitud, se gana en concentración, en fuerza expresiva y en verdad profunda. Dicen que el segundo Fausto de Goethe es mejor que el primero, y muchos piensan que la segunda salida del Quijote resultó mejor que la inicial: “siempre segundas partes fueron buenas”.
Pero hay quien defiende sin dudas el misterio de la primera versión. Yo, por ejemplo, prefiero la primera versión de El mensajero de Fernando Vallejo, concebida como biografía, a la segunda, concebida como autobiografía. Y quizás no hay que preferir una sino agradecer el tener dos versiones, y poder compararlas, encontrar mejor esto, superior aquello. Es más estimulante para el pensamiento y más rico para la sensibilidad.

http://www.elespectador.com/opinion/columna-378292-tres-sonrisas